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El imbécil (Relato corto 2/3) 22 marzo 2008

Posted by alquimista78 in Cuento.
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Capítulo 2

Sobre el Imbécil

 

Su familia sí se asemejaba a la de los cuentos, por lo menos en apariencia, su mujer una cosmetóloga que nunca ejerció su profesión, siempre trabajó en una dependencia pública. Sus dos hijos, el mayor de 15 años, Joaquín un virtuoso de la pelota, o eso es lo que pensaba su padre (en realidad no era más que otro joven del montón) y Lisandro, 2 años menor que Joaquín, era el revoltoso de la familia con sus ocurrencias descontracturaba la acartonada y estricta vida de la familia. A la cabeza de la familia estaba Tomás un ex militar que llevaba adelante una agencia de seguridad, la cual le redituaba bastante bien ya que disfrutaba de su trabajo y además monetariamente le iba muy bien.

Él provenía de una familia aristocrática devenida a menos, su padre también militar, la única vez que demostró afecto por su hijo fue cuando Tomás terminó el liceo, se acercó y le dio una palmada en la espada y le dijo “te felicito, ahora sí sos digno de portar mi apellido, Garciarena”. También le dejó una lección que nunca se olvidó, “los negritos de la calle son capaz de cualquier cosa con tal de sacarte lo que es tuyo, pueden hasta matar a su propia madre, si es que reconocen quien es, con tal de obtener lo que quieren”.

Tras la apariencia de familia ideal, el patriarcado que ejercía Tomás sobre toda su estirpe había erosionado su relación con todos los integrante. El mayor de los hijos se sentía totalmente presionado, en él recaía todas las frustraciones que el padre tuvo cuando era chico con lo cual siempre debía ser un ganador no era admisible una derrota. El más chico era el rebelde, el que no cuadraba en la familia que Tomás quería para él, esto hacía que en lo más profundo de su ser se sintiera arrepentido cuando su mujer Alicia le propuso tener otro hijo, “buscar la nena”, esa fueron sus palabras. Como la vida en general juega con los deseos de la gente, Tomás y su mujer años más tarde vieron cumplido, en parte, su deseo cuando Lisandro les contara que era gay y que se iba de la casa. La relación con Alicia no era para nada buena, tenían relaciones sexuales solamente una vez a la semana, los sábados por la tarde cuando los chicos no estaban en casa, y estas consistían en acostarse uno arriba del otro y él movía casi como convulsionando todo su pesado cuerpo, mientras ella abajo sin pronunciar palabras casi inmóvil por el peso que tenía encima recordaba los viejos tiempos en que el la miraba, la tocaba, la besaba, pronunciaba dulces palabras al oído, antes de ser penetrada. Ella pensaba que ya no la quería, la relación era una rutina, él no la miraba prácticamente. Una semana de enero decidió cambiarse 4 veces el color de su pelo y él ni siquiera se dio cuenta. El único que no se daba cuenta de la infelicidad que se gestaba en cada uno de los integrantes de su familia era Tomás, estaba convencido que todo era correcto en su vida, típica característica de imbécil.